A veces, cuesta encontrar la motivación para entrenar o simplemente para movernos un rato. Hoy, mientras entrenaba en la mañana, recordé cómo, cuando estaba en la escuela, esperaba con ansias el martes: ese era el día en que tenía Educación Física, ¡y para mí era el mejor día de la semana! Esa emoción por moverme y disfrutar del deporte me llenaba de energía.
Ahora, ya de adultos, ¿por qué no hacemos de cada día un «día de Educación Física»? Volver a sentir esa alegría de la infancia, cuando simplemente nos movíamos porque sí, sin presiones ni metas complicadas, puede darnos un nuevo impulso.
No necesitas entrenar solo para competir en un evento o para bajar de peso, aunque si tienes esas metas, ¡genial! Las metas son valiosas para mantenernos comprometidos. Pero si estás batallando para encontrar motivación, recuerda ese niño que eras, esperando el día de moverte y disfrutar.
La clave está en ti: haz de cada día una oportunidad para moverte y sentirte vivo.
¡Que tengas un excelente día!